Encuentro de Jesús y el Diablo: un ejemplo ante las tentaciones
El encuentro de Jesús y el Diablo en el desierto luego de su bautizo, fue el más grande intento de hacer que Cristo sucumbiera ante las tentaciones carnales y materiales en un momento de debilidad, sin embargo, su fe en Dios lo mantuvo siempre en el camino correcto.
Reavivando el contexto de Adán y Eva en El Paraíso, Jesús resistió la insistente labor del demonio incluso tras pasar 40 días de ayuna.
Las tentaciones durante el encuentro de Jesús y el Diablo
Realmente fueron tres las tentaciones durante el encuentro de Jesús y el Diablo. La primera de ellas, fue ofrecerle pan para romper su ayuna.
No obstante, el Hijo de Dios le recordó al demonio que también de la palabra del Todopoderoso puede vivir el hombre.
En segundo lugar, llevó a Jesús sobre el pináculo del templo en la Ciudad Santa y le dijo que se lanzara para que su padre enviara los ángeles en su ayuda.
Pero Cristo le negó nuevamente, porque según las santas escrituras, sería pecado tentar a Dios. En cuanto a la última tentación en el desierto, fue postrarse ante el demonio para obtener la gloria y los reinos del mundo, pero Jesús aclaró que solo hay un Dios que adorar.
El ejemplo de Jesús para resistirse al pecado
A pesar de que todos nacemos con el pecado original hasta el momento de bautizarnos, el mal siempre buscará la manera de atraernos.
Esto es invitándonos sutilmente a pecar, pero el ejemplo de Jesús Cristo nos demuestra que el camino de Dios fortalece el espíritu. Por ello, es importante recordar que el Diablo acudirá en los momentos de debilidad y desesperación, pero la voluntad del Señor siempre nos salvará.